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El metaverso solo puede construirse a base de datos

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El metaverso solo puede construirse a base de datos

Metaverso es sin duda la palabra de moda en todo el mundo. Este concepto está generando una enorme expectación desde que Mark Zuckerberg ha sustituido el nombre de su conocida empresa Facebook por el de Meta. Este sorprendente cambio de identidad está estrechamente alineado con los planes de Zuckerberg para el futuro próximo: invertir en tecnologías de Realidad Aumentada y Realidad Virtual para crear un mundo digital en el que todos podamos sumergirnos.

 

Meta planea gastar mas de 10.000 millones de dólares este año en hardware y aplicaciones de realidad aumentada y virtual.

 

Para entrar en el mundo de Mark, su empresa y cualquier otra que quiera participar deberá estar presente las 24 horas en el famoso metaverso. A pesar de que el dueño de lo que ahora conocemos por Meta nos presente el metaverso como algo totalmente innovador y genuino, la realidad es que no es en absoluto nada que no conozcamos ya. El metaverso no es otra cosa que el propio Internet, pero visto desde dentro. Gracias a los dispositivos de Realidad Virtual, en un futuro próximo se prevé que seamos capaces no solo de poder ver el Internet en tres dimensiones, sino además interactuar con él como si estuviéramos inmersos en su red neuronal.

 

Metaverso y Realidad Virtual: ¿son lo mismo?

 

Es importante no confundir los conceptos metaverso y Realidad Virtual, pues pese a estar directamente relacionados, no son lo mismo. Y es que el metaverso no es solo una única Realidad Virtual; es más bien un universo ficticio que alberga varias Realidades Virtuales conviviendo entre sí. Suena a película de Christopher Nolan, ¿verdad? Quizás con un ejemplo práctico lo entiendas mejor:

 

Ahora mismo estás leyendo este artículo, pero seguramente tengas otras ventanas abiertas en tu navegador, pudiendo acceder a cada una de ellas en todo momento. Cada una de esas ventanas es un lugar distinto que ofrece su propia experiencia pero, sin embargo, conviven entre ellas en el mismo navegador. Las ventanas serían las diferentes Realidades Virtuales, mientras que el navegador sería el metaverso.

 

Lo verdaderamente novedoso del metaverso es que va a permitir a los usuarios navegar por un universo de millones de distintas Realidades Virtuales. De hecho, la Realidad Virtual lleva existiendo durante décadas en nuestra sociedad, y se ha intentado popularizar su uso en repetidas ocasiones, todas ellas derivando en fracaso. El motivo de este continuo debacle ha sido siempre la incapacidad de los ingenieros para desarrollar un producto universal que sea aceptado por la sociedad, como lo fue en su día el teléfono móvil.

 

Por ello, el gran reto de las empresas consiste en diseñar un producto democratizado con el que podamos acceder al metaverso, un dispositivo que cualquiera de nosotros sienta la necesidad de poseer.

 

La construcción del metaverso necesita el respaldo de una Economía del Dato sólida

Como hemos comentado anteriormente, el metaverso es la nueva e inmersiva forma que tendremos de navegar por Internet. Todos sabemos que para que el Internet exista, se necesitan esencialmente datos. Con el metaverso pasa exactamente lo mismo; todo lo que seremos capaces de ver y con todo lo que podremos interactuar no serán más que conjuntos de datos.

 

Para viajar por este universo virtual, necesitaremos crear un avatar que represente nuestra identidad, construido con nuestros datos personales. Para que el metaverso tenga el valor que se espera de él, éste tiene que permitirnos navegar siempre con el mismo usuario, estemos en el mundo virtual que estemos, de la empresa que sea. Es decir, un universo abierto compartido con una única fuente de verdad para todos los datos que existen fuera de cada plataforma individual.

 

Esto será posible si los desarrolladores del metaverso consiguen establecer una Economía del Dato sólida. Unos protocolos de datos descentralizados permitirán que mundos virtuales como el de Meta se conecten a una realidad virtual compartida e interconectada, el metaverso.

 

Los desarrolladores del metaverso deben garantizar la privacidad de los datos

Queda claro que en el metaverso todos los usuarios compartiremos experiencias e interactuaremos en tiempo real en escenarios simulados a través de nuestro propio avatar. Esto va a suponer la mayor recopilación de datos personales de la historia, pues ya no es nuestra cuenta de Google la que explora en Internet; ahora eres tú el que está dentro.

 

Esta vez, los proveedores del metaverso podrán acceder a un mayor número de datos personales, incluidos los biométricos (necesarios en la Realidad Virtual), de ubicación y bancarios, que existirán casi exclusivamente de forma virtual. Dicho paradigma genera una gran desconfianza desde el punto de vista de la privacidad de los datos. Y es que el metaverso puede ser un foco de riesgos relacionados con la privacidad y la seguridad, como las falsificaciones o los ciberataques. Además, bien es sabido que Zuckerberg, uno de los principales líderes de este nuevo movimiento, ha recibido múltiples sanciones multimillonarias por violar la privacidad y los derechos de sus usuarios.

 

Los desarrolladores del metaverso deben prevenir estos problemas antes de que sea demasiado tarde. Esto no solo implicará un trabajo técnico totalmente disruptivo, sino además nuevas formas de gobernanza. Pese a que el metaverso siga siendo inviable a día de hoy, las grandes compañías ya han comenzado a invertir miles de millones en él, lo que nos indica que podría venir para quedarse.

 

No obstante, es de vital importancia que sus desarrolladores tengan la responsabilidad y los conocimientos necesarios para que nuestros datos estén a salvo.