Todo el mundo habla del dato. Tanto, que es ya difícil diferenciar el heno de la paja. Pero, al mismo tiempo, todos saben que hablamos de un cambio inapelable, de una transformación del modelo productivo que va a afectar –que está afectando ya– a las empresa de transporte como nunca se había visto antes.
Las empresas de transporte llevan años acumulando datos en múltiples sistemas (muchos más de los que cabría suponer) que denominaremos “fuentes de datos”: ERPs, sistemas de facturación y venta, entornos SAE, consolas de gestión de flotas, datos de tarjetas de combustible, datos de tacógrafo… A algunos es posible “echarles el lazo”, aunque a veces no en el momento adecuado, o no en el formato adecuado, o no con la concisión que se requiere para que sea información accionable -es decir, que se pueda utilizar para tomar decisiones-.
Las empresas de transporte son millonarias en datos. Permítanme ponerles algunos ejemplos, y juzguen ustedes mismos: ¿qué otro sector cuenta con un reloj electrónico de control de horas de trabajo regulado por la Administración? ¿Qué otro sector cuenta con sistemas que le permiten controlar su actividad con información al minuto? ¿Qué otro sector cuenta con soluciones con las que puede controlar en tiempo real la seguridad de sus vehículos, el comportamiento al volante de sus conductores, e incluso si las puertas de un vehículo están abiertas cerradas, o si la temperatura ha subido sin motivo aparente?
En efecto, las empresas de transporte llevan años poniendo en marcha lo que ahora todos llaman «futuro digital». Entonces, ¿por qué no utilizan todas ellas estas soluciones para ser más eficientes y trabajar “a partir del dato”?
El “eslabón perdido” por el sector del transporte, que ha impedido que las empresas aprovechen todos estos datos de una forma mucho más decidida, es la analítica. Las herramientas eran caras, difíciles de integrar y complejas de utilizar. Pero eso está cambiando.
Qué son las fuentes de datos, y cómo utilizarlas
El BI evoluciona en base a las fuentes de datos de las que se dispone y lo que se quiere obtener de ellas.
Un sistema de facturación, una consola de gestión de flotas, hojas de Excel de horas o facturación, datos de clientes. Todos estos datos se gestionan y se integran, y luego se visualizan en informes, dashboards, cuadros de mando, etc. Todo depende de qué indicadores de rendimiento (KPI, por sus siglas en inglés) o qué información se quiera tener para trabajar y tomar decisiones en el día.
Un ejemplo: Mediante los datos del SAE, el sistema de facturación, el sistemas de gestión de flotas y las hojas Excel del departamento financiero, se pueden obtener informes actualizados en tiempo real sobre el coste medio por vehículo, el coste total de la flota por mes, el coste por pasajero, el coste por viaje, etc.
Trabajar con esta información puede conllevar no sólo dar a los clientes un servicio más moderno, efectivo y seguro, sino también reducir costes de una manera notable.
Big Data y Business Intelligence, también para la pequeña empresa
El Business Intelligence ya no está enfocado sólo a las grandes compañías, sino también a las pequeñas empresas. Y esta tendencia está suponiendo una gran revolución, porque, por primera vez, existen herramientas que permiten a las pequeñas empresas utilizar sus datos para abordar su estrategia de manera más eficaz, y de forma asequible para su presupuesto.
Estas nuevas tecnologías, además, aprovechan la nube, la web 2.0 y fuentes de datos Open Source para estar más adaptadas a las pymes, de forma que prácticamente cualquier empleado pueda hacer uso de estas herramientas, ya que se trabaja desde cómodos interfaces web.
Todo esto es más importante de lo que parece, porque nos lleva a una situación a la que tendremos que acostumbrarnos: la democratización de los datos: El BI ya no es solo para las grandes corporaciones. Cualquier empresa sin importar el tamaño, puede utilizar el BI, a medida, de forma escalable y con métodos de pago por uso.
Para saber mas contacte con GantaBI.